Ese desafio tan hermoso de movilizar ideas, recursos y gente lo lleva a uno a situaciones bien simpáticas.
Hace 2 días me iba a ir de Cochín para otro lugar por que ya había tomado mis clases de cocina, ya había visto lo que quería ver, ya había aprendido algo de Ayurveda, y tenía listo el tiquete del bus. Ese día conocí una suiza extraordinaria que me abrió los ojos de un poco de lugares y planes y tesoros ocultos en Cochin. También conocí una francesa espectacular que pasa 6 meses al año en Cochin. Me antojé de quedarme… pero ya tenía el tiquete del bus.
Terminé de desayunar con la enfermera suiza quien trabaja en cárceles y salí de ese desayuno lleno de ideas y energía. De repente, se me ocurrió una idea.
Antes de venir a India contacté la Embajada de Colombia en Nueva Delhi, para ver si lograbamos dar una charla en India. Me respondieron amablemente que en Delhi, con gusto. Yo no iba a Delhi entonces no lo logramos coordinar. Pero quedé con la espinita ahí metida, con la gana de hacerlo.
Si tienes ganas de hacer algo bueno, no te las aguantes.
Fui donde la francesa y le pregunté si sabía de un lugar donde se pudiera hacer una conferencia y que tuviera video beam. Me habló del David Hall, un monumental edificio construido por los holandeses en el año 1695. Me dijo que preguntara por el Sr. Estela. Una hora con el Sr. Estela, otra hora por teléfono con la hija del dueño del lugar, y, voilá, logré un si. Yo mandé a hacer los afiches, primero un modelo, luego otro, invertí US$30 en imprimir 270 afiches y aquí estoy, caminando en las calles de Cochin colocando afiches en los restaurantes y los negocios que están abiertos todavía (son las 1130 p.m. aquí). Hoy coloqué 23. Mañana seguiré…
Al principio de la noche tuve una prueba ácida. Pidiendo permiso en un restaurante que queda al aire libre, de repenté sentí algo caminarme por las pìernas y de repente unos picotazos tenaces. Estaba parado en un hormiguero. Me devoraron las hormigas. Pensé en regresar a mi hotel a bañarme, pero decidí pedir uso del baño y lavarme los pies y las piernas y aguantar.
3 horas después los picotazos son un recuerdo y parte de una historia hermosa para contarle a ustedes y a mi nieto.
Interesados en ir a la charla ver la imagen a continuación: