Por Juan Monsalve
Un viaje a India, es un viaje a la fuente original.“India, el país mas extraordinario bajo la luz del sol”, decía Mark Twain. Allí, los tiempos antiguos viven hoy. Hay que despejar, primero, algunos equívocos que hay alrededor de la palabra “indio“. En principio designaba al nacido en India y, cuando Cristóbal Colón “descubrió” América, llamó a sus habitantes:“indios“, creyendo que había llegado a India. En realidad, no estaba tan equivocado, pues aquellos indios, verdaderamente tenían origen indio. Sin embargo, para diferenciar a Indios de Amerindios, a los indios originales los denominaron hindúes, y a los Amerindios: indios; suscitando una gran confusión, pues hindúes significaba los pertenecientes a la religión Hinduista, y no a India, que contiene, a su vez, muchas otras religiones. Este equívoco lingüístico es un equívoco histórico de enormes proporciones y consecuencias, pues mal interpreta el origen asiático de los pueblos prehispánicos de América. La conexión entre Asia y América no solo es pasada, es presente y futura. La historia entre estos dos continentes hay que reescribirla. Encontramos conexiones sorprendentes, que abren nuevas perspectivas para revalorar la historia, y abrir las futuras relaciones, pues al reconocer un pasado común, podemos construir un presente, y un futuro, en mutua colaboración. Las culturas cerradas están destinadas a desaparecer. Hoy día caen los muros, las fronteras que dividen a los hombres en razas, religiones, países, y lenguas. El hombre sin fronteras ideológicas o culturales, políticas o religiosas, físicas o metafísicas, es el hombre universal. El espíritu de los pueblos traspasa las fronteras para encontrar su esencia común, y enriquecerse en su diversidad.
La relación entre India y Colombia nos propone abordar nuevas fronteras de conocimiento y amistad; y nos impulsa a realizar un efectivo intercambio entre sus culturas que, por lejanas, están cercanas. Para los indios de aquí y de allá, sin equívocos lingüísticos, los mismos indios, un nuevo mundo se abre para el intercambio artístico, cultural, científico y mercantil. En India, la humanidad aun esta entera. No solo porque allí se encuentren gentes de todas partes del mundo, sino porque allí la humanidad esta íntegra, no dividida. Eso que llamamos cualidad de lo humano, en India se conserva íntegra, aún no se ha fracturado, permanece en su unidad simple y sustanciosa. Por eso fascina. India no es solo un país, es una civilización, llamada Mother India, madre de civilizaciones. Su arte no está separado de la religión. Es un arte sagrado que permanece en la fuente original. Por eso sus antiguas tradiciones han sido preservadas hasta hoy, y nos asombran a los occidentales, pues que hemos perdido la memoria, y vivimos inmersos en la “peste del olvido”.
El espíritu, en India, está íntimamente unido al arte, y a la cultura en general. No podemos entender el arte indio aparte de sus religiones. Su espiritualidad milenaria es base y soporte de sus manifestaciones sensibles. Su literatura ancestral: Los Vedas, los Upanishads, El Ramayana, El Mahabaratha, guardan la mas antigua sabiduría de la humanidad. Recordemos que allí se encuentra el origen de los arios, y del sánscrito, madre de las lenguas. En India cohabitan todas las religiones del mundo. Allí se encuentran miles de devotos del hinduismo, el budismo, el islamismo, el cristianismo, el protestantismo, el jainismo, el bahai, y otras religiones. Sus manifestaciones estéticas han nacido de sus ritos y ceremonias, y tienen orígenes milenarios. Han generado artes excelsas, que durante miles de años cultivaron las más exquisitas formas. India es una potencia espiritual, cultural, artística y científica; y, hoy dia, emerge como una de las potencias mundial en lo económico, dada su alta taza de crecimiento.
En occidente tenemos prejuicios y estereotipos de India. Imaginamos al indio como un ser que flota a cinco centímetros del piso, cuando en verdad, es la gente más aterrizada de este mundo. Su espiritualidad no es abstracta, fuera de si mismos, sino converge en su ser, en su cuerpo y espíritu, haciéndolos más reales, menos separados de la naturaleza, y de Dios. Su espiritualidad es inmanente, vuelve la mirada sobre si misma. La trascendencia que tiene el Bagavad Gita, fundamento de su filosofía, es la de salir de la ignorancia (Tamas), a través de la acción (Raja), para alcanzar la sabiduría (Sattva). Pasar de la oscuridad a la luz. No hay gente más real que la gente de India, pues renunciando al apego material, ganaron el reino del espíritu. El intercambio apenas comienza: la cuenca del Océano Pacifico se reconoce como la futura ruta de comunicación entre Asia y América. Las actuales investigaciones dan fundamento para reconocer el pasado común, y construir conjuntamente un presente y un futuro. La riqueza cultural y espiritual de Asia es patrimonio universal y, a la vez, es una rica herencia para América. Es la herencia del abuelo, al nieto.
India nos da un ejemplo vivo de otra forma de ser en este mundo; como ya advertía, en su época, Mahatma Gandhi, en “Retransmisión para las Américas”: “Si la India ha de perpetuar las glorias de su antiguo pasado, solo podrá hacerlo cuando consiga su libertad. La razón de que la lucha haya atraído la atención del mundo, no reside, lo sé, en el hecho de que los indios estemos luchando por nuestra libertad, sino en el hecho de que los procedimientos adoptados por nosotros para alcanzar esa libertad son únicos y –hasta donde nos muestra la historia- no han sido adoptados por ningún otro pueblo del que tengamos referencia. Los procedimientos adoptados no son la violencia, ni el derramamiento de sangre, ni la diplomacia en el sentido que hoy se le da, sino que son, pura y simplemente, la verdad y la no-violencia. No es de extrañar que la atención del mundo se dirija hacia este intento de llevar a cabo con éxito una revolución sin sangre. Hasta el presente, las naciones han luchado a la manera de los brutos, han descargado su venganza sobre aquellos a quienes consideraban como enemigos.”
Las relaciones diplomáticas entre India y Colombia se establecieron en 1959. La Embajada de Colombia, en Nueva Delhi, se abrió en 1972; y la Embajada de India en Bogota, en 1973. Y, desde el año 2002, hasta la fecha, se han firmado sucesivos Programas de Intercambio Culturales y Educativos, que han patrocinado eventos de teatro, música, literatura, danza, cine, pintura, culinaria, yoga, medicina ayurveda, vestuarios, y artesanías. Han sido unas relaciones muy fructíferas que han llamado el interés de los inversionistas indios en Colombia.
La Asociación Amigos de India, http://amigosdeindia.org/ fomenta la amistad y el intercambio de nuestros países a través de las artes, la cultura, la literatura, la ciencia, la academia, la tecnología, y el comercio. Su lanzamiento tendrá lugar el Viernes 4 de Septiembre-09, a las 7pm., en el Auditorio Central de Compensar, Cll 94 23-43, Bogotá. Entrada libre.
Juan Monsalve, Escritor.
j21monsalve@hotmail.com
Por Juan Monsalve
Un viaje a India, es un viaje a la fuente original.“India, el país mas extraordinario bajo la luz del sol”, decía Mark Twain. Allí, los tiempos antiguos viven hoy. Hay que despejar, primero, algunos equívocos que hay alrededor de la palabra “indio“. En principio designaba al nacido en India y, cuando Cristóbal Colón “descubrió” América, llamó a sus habitantes:“indios“, creyendo que había llegado a India. En realidad, no estaba tan equivocado, pues aquellos indios, verdaderamente tenían origen indio. Sin embargo, para diferenciar a Indios de Amerindios, a los indios originales los denominaron hindúes, y a los Amerindios: indios; suscitando una gran confusión, pues hindúes significaba los pertenecientes a la religión Hinduista, y no a India, que contiene, a su vez, muchas otras religiones. Este equívoco lingüístico es un equívoco histórico de enormes proporciones y consecuencias, pues mal interpreta el origen asiático de los pueblos prehispánicos de América. La conexión entre Asia y América no solo es pasada, es presente y futura. La historia entre estos dos continentes hay que reescribirla. Encontramos conexiones sorprendentes, que abren nuevas perspectivas para revalorar la historia, y abrir las futuras relaciones, pues al reconocer un pasado común, podemos construir un presente, y un futuro, en mutua colaboración. Las culturas cerradas están destinadas a desaparecer. Hoy día caen los muros, las fronteras que dividen a los hombres en razas, religiones, países, y lenguas. El hombre sin fronteras ideológicas o culturales, políticas o religiosas, físicas o metafísicas, es el hombre universal. El espíritu de los pueblos traspasa las fronteras para encontrar su esencia común, y enriquecerse en su diversidad.
La relación entre India y Colombia nos propone abordar nuevas fronteras de conocimiento y amistad; y nos impulsa a realizar un efectivo intercambio entre sus culturas que, por lejanas, están cercanas. Para los indios de aquí y de allá, sin equívocos lingüísticos, los mismos indios, un nuevo mundo se abre para el intercambio artístico, cultural, científico y mercantil. En India, la humanidad aun esta entera. No solo porque allí se encuentren gentes de todas partes del mundo, sino porque allí la humanidad esta íntegra, no dividida. Eso que llamamos cualidad de lo humano, en India se conserva íntegra, aún no se ha fracturado, permanece en su unidad simple y sustanciosa. Por eso fascina. India no es solo un país, es una civilización, llamada Mother India, madre de civilizaciones. Su arte no está separado de la religión. Es un arte sagrado que permanece en la fuente original. Por eso sus antiguas tradiciones han sido preservadas hasta hoy, y nos asombran a los occidentales, pues que hemos perdido la memoria, y vivimos inmersos en la “peste del olvido”.
El espíritu, en India, está íntimamente unido al arte, y a la cultura en general. No podemos entender el arte indio aparte de sus religiones. Su espiritualidad milenaria es base y soporte de sus manifestaciones sensibles. Su literatura ancestral: Los Vedas, los Upanishads, El Ramayana, El Mahabaratha, guardan la mas antigua sabiduría de la humanidad. Recordemos que allí se encuentra el origen de los arios, y del sánscrito, madre de las lenguas. En India cohabitan todas las religiones del mundo. Allí se encuentran miles de devotos del hinduismo, el budismo, el islamismo, el cristianismo, el protestantismo, el jainismo, el bahai, y otras religiones. Sus manifestaciones estéticas han nacido de sus ritos y ceremonias, y tienen orígenes milenarios. Han generado artes excelsas, que durante miles de años cultivaron las más exquisitas formas. India es una potencia espiritual, cultural, artística y científica; y, hoy dia, emerge como una de las potencias mundial en lo económico, dada su alta taza de crecimiento.
En occidente tenemos prejuicios y estereotipos de India. Imaginamos al indio como un ser que flota a cinco centímetros del piso, cuando en verdad, es la gente más aterrizada de este mundo. Su espiritualidad no es abstracta, fuera de si mismos, sino converge en su ser, en su cuerpo y espíritu, haciéndolos más reales, menos separados de la naturaleza, y de Dios. Su espiritualidad es inmanente, vuelve la mirada sobre si misma. La trascendencia que tiene el Bagavad Gita, fundamento de su filosofía, es la de salir de la ignorancia (Tamas), a través de la acción (Raja), para alcanzar la sabiduría (Sattva). Pasar de la oscuridad a la luz. No hay gente más real que la gente de India, pues renunciando al apego material, ganaron el reino del espíritu. El intercambio apenas comienza: la cuenca del Océano Pacifico se reconoce como la futura ruta de comunicación entre Asia y América. Las actuales investigaciones dan fundamento para reconocer el pasado común, y construir conjuntamente un presente y un futuro. La riqueza cultural y espiritual de Asia es patrimonio universal y, a la vez, es una rica herencia para América. Es la herencia del abuelo, al nieto.
India nos da un ejemplo vivo de otra forma de ser en este mundo; como ya advertía, en su época, Mahatma Gandhi, en “Retransmisión para las Américas”: “Si la India ha de perpetuar las glorias de su antiguo pasado, solo podrá hacerlo cuando consiga su libertad. La razón de que la lucha haya atraído la atención del mundo, no reside, lo sé, en el hecho de que los indios estemos luchando por nuestra libertad, sino en el hecho de que los procedimientos adoptados por nosotros para alcanzar esa libertad son únicos y –hasta donde nos muestra la historia- no han sido adoptados por ningún otro pueblo del que tengamos referencia. Los procedimientos adoptados no son la violencia, ni el derramamiento de sangre, ni la diplomacia en el sentido que hoy se le da, sino que son, pura y simplemente, la verdad y la no-violencia. No es de extrañar que la atención del mundo se dirija hacia este intento de llevar a cabo con éxito una revolución sin sangre. Hasta el presente, las naciones han luchado a la manera de los brutos, han descargado su venganza sobre aquellos a quienes consideraban como enemigos.”
Las relaciones diplomáticas entre India y Colombia se establecieron en 1959. La Embajada de Colombia, en Nueva Delhi, se abrió en 1972; y la Embajada de India en Bogota, en 1973. Y, desde el año 2002, hasta la fecha, se han firmado sucesivos Programas de Intercambio Culturales y Educativos, que han patrocinado eventos de teatro, música, literatura, danza, cine, pintura, culinaria, yoga, medicina ayurveda, vestuarios, y artesanías. Han sido unas relaciones muy fructíferas que han llamado el interés de los inversionistas indios en Colombia.
ASISTI AL LANZAMIENTO DE AMIGOD DE INDIA Y FUE UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA
GRACIAS POR INVITARME. ESPERO OTRAS INVITACIONES PARA ASISTIR, PORQUE SOY ADMIRADORA DE LA CULTURA INDU Y SOBRE TODO DE SU GENTE.
IRMA PIEDAD
Hola Irma,
Gracias por tus comentarios, son muy motivantes.
Claro que tendremos una serie de eventos en los cuales hemos venido trabajando para concretar… esperamos tener un avance pronto.
Te invitamos a seguir en-linea con http://www.amigosdeindia.org
Saludos.
me gusta tener amigos como ustedes me gusta mucho su cultura sus costumbres y su musica es fascinante espero algun dia poder ir hasta su pais y conocerlo mas a fondo
ç
gracias