Sin fronteras ni banderas

Pyar es Amor en Hindi

Por: Matilde Martínez

Más allá de las relaciones bilaterales entre Colombia e India en materia de intercambio de negocios y turismo, que el año pasado conmemoró 50 años de alianza próspera para los dos países, en especial para Colombia; existen otros intercambios de los cuales se escribe y se comenta poco, no por ser menos importantes que los comerciales sino por que pertenecen a la intimidad de los participantes.

Es el intercambio de sentimientos, de ilusiones; es el amor sin fronteras que nace y crece sin pedirle permiso a las costumbres, ni a las tradiciones, ni a las diferencias culturales y religiosas, es el motor que une a dos seres humanos y los envuelve en la diversidad de las dos culturas.

En Colombia, aunque no se manejan estadísticas oficiales sobre matrimonios entre colombianas e indios o viceversa, si hay un gran número de estas parejas viviendo la experiencia de un amor sin fronteras ni banderas.
Amor, tradición y felicidad

Aunque para una mujer colombiana nunca será fácil adaptarse a las costumbres tan arraigadas de la India, muchas se han arriesgado a vivir esta experiencia única e inolvidable.

Algunos casos como Rocío y Atul, Cristhian y Rochelle, Tatiana y Mohan, Marcela y Causal, Anandita y Andrés, Arun y María Estela, Matilde y Kamlesh, son algunas de las parejas con identidad que se pueden mencionar, sin desconocer que existen otras que incrementarían esta lista. Son historias de amor diferentes, llenas de picante, de ilusiones, de colores y aromas de los dos países.

Y, es que llegar a formar parte de un hogar hindú no solo requiere de mucho amor por la pareja sino de un largo proceso de adaptación y aceptación de la cultura de la India.

Existe una serie de reglas, costumbres y requerimientos especiales para poder entrar a formar parte de la familia. Dentro de las que vale destacar esta la forma de vestir que debe ser de acuerdo al requerimiento particular de los padres del esposo, que varían dependiendo de la región. No se pueden usar escotes, ni minifaldas, ni pantalones cortos. Muchas familias exigen el uso de las ropas tradicionales que a veces resulta incómodo para las mujeres que no están acostumbradas.

Por otra parte, pasar de comer ajiaco, bandeja paisa o cualquier otro plato típico colombiano que por lo general incluye carne de vaca; que es sagrada en India, a degustar los diversos platos vegetarianos con mucho picante, condimento, con aromas y sabores totalmente desconocidos para el paladar colombiano es un cambio radical en la dieta.

Otro aspecto que resulta impactante para cualquier persona occidental, es la parte religiosa, que dista mucho de la católica, por que en los templos las figuras de los dioses del Hinduismo no se parecen a Jesús ni a María sino que tiene diferentes representaciones en forma humana y animal.

Entre Ganesha, Hanuman, Krishna, Shiva, Vishnu, y muchos otros dioses se desenvuelve la mitología hindú llena de rituales que necesariamente formarán parte de la vida de la pareja y su descendencia.

Muchas otras diferencias culturales dificultan pero al mismo tiempo enriquecen estas uniones. Superados todos los obstáculos se forman hogares estables, sin muchos divorcios, por que los hombres de la India tienen un alto y muy destacado nivel de compromiso con la pareja en cuanto a fidelidad mutua, respeto absoluto por los padres, por la esposa y los hijos, que es uno de los mayores tesoros que se reciben al estar casados con un hombre o mujer de la India.

El camino hacia la India es largo y requiere de mente abierta, pero no significa que sea imposible, trae amor, felicidad, satisfacción, aprendizaje de las buenas costumbres familiares, a compartir y a reencontrarnos con la magia de la vida en los diversos festivales, en las danzas, en la música, en los palacios antiguos, en el respeto por la naturaleza, a vivir en armonía con el cuerpo, la mente y el espíritu, y por supuesto a amar la cultura, a las familias completas y a su pareja sin restricciones ni condiciones.